viernes, 18 de enero de 2013

Pérez Rubio en el Centro de Arte María Caballero (1991)

EL PINTOR DE LO INVISIBLE


Cuando las horas más intensas de una persona elucubran las preguntas, que en el recuerdo habitan. Cuando la intensidad de estos elementos, son capaces de ser figurados con un dominio técnico y una claridad que lo traspasa, materializándolos en una sincronía sensible en el lienzo. Cuando, en definitiva, esta conjunción emociona, estamos ante un gran pintor.


Francisco Pérez Rubio emociona. La humildad de los elementos  desciende desde el pasado de la sencillez y la pureza de lo perfecto. Admiramos el sentimiento último en el que se escriben sus pequeñas historias biográficas. En definitiva, su honradez más desnuda y latente. Nos gotea su pasado mediterráneo, y esa luz delicada en tonos fríos, que difícilmente eleva la voz: palidez repetitiva en los sienas, en los azules, en los blancos tocados de gris, que uno teme se vayan a desbordar  dejando solo al sencillo personaje o útil central.


El pintor centra su atención en el hombre, aun a pesar de que éste no está presente. Se intuye que unas manos pueden aparecer en su fregadero a reanudar alguna tarea, o que las palomas han sido alimentadas un instante antes. Entretanto, siempre como una constante, esos hombres al fondo, complejos, puro color de tierra reposando en sus dobles imágenes, en su delicadeza de línea o en su difusa expresión, como mensaje y última sensación de credibilidad. Humanismo en definitiva, con la luz y la claridad inventadas y particulares de Pérez Rubio.


Su universo personal es limpio, pero, ¿por qué esas fugas de líneas indeterminadas, por qué esa otra lectura en los fondos?  . Así es la máscara, la onírica pregunta en él. Interrogante sólo. El pintor como hombre está ya por encima de las conveniencias, todo su mundo tiende a la sinceridad más determinante, y donde ésta no alcanza, su tortura, su propia tortura, entra en el caos de un desordenado orden de abstracción.


Pérez Rubio llueve sereno con su pintura y su madurez en el panorama nacional. Es un claro exponente de la constancia como pintor, alejado de los vericuetos caminos donde el arte difumina su sentido y se torna influencia y compromiso, está como un reto en pie, a la espera. Un Pintor con obra conocida en los solares de New York, México, París, que contempla la árida fisonomía de su tierra natal Fortunera, o el salvaje cromatismo lunar de Benejúzar  a la espera, con el sereno orgullo del que sabe de verdad, de él y de sus amigos.Luis  Belda  Benavent


 Hombre de la Sandía
                           Óleo sobre madera de abeto. (180 x 125 cm)


 El tío Ginés II
                        Óleo sobre madera de abeto. (150 x 120 cm )
 

 Fregadero
Técnica mixta, collage y óleo, sobre tabla de abeto (150 x 120 cm )


 
REFLEXIONES  DEL  PINTOR

Los finales de siglo son siempre algo traumáticos e innovadores, o al menos un poco transformadores.

Con este afán están surgiendo nuevas técnicas para aplicar en todos los ámbitos: en pintura, ordenadores, fotocopiadoras, fax, fotografía, vídeo etcétera.

Parece como si quisiéramos hacer de la pintura una un concepto  mental, ya no espiritual: el objeto o la forma ya no son protagonistas de la obra de arte, sino un pretexto para hacer la pintura.

Salvo algunos que conciben el arte como un prêt-a-porter o arte de temporada, la palabra o el concepto libertad está tremendamente vivo, repasemos la panorámica del arte en España, sin  salir al exterior, tenemos vivos a unos clásico de lujo, Toral, y en contraposición Tápies; por eso me molesta mucho cuando en ciertos círculos se cuenta y se comenta lo que se lleva o no se lleva en arte, pasando a un segundo término, de una forma bochornosamente inexplicable, la ejecución, el estilo y la calidad de algunas obras.

Uno de los fines del arte, para  mí, es el encuentro con la belleza, esté o no esté de moda (y siempre lo está). Pienso que todo ser humano tiende a aproximarse al máximo a ella, en todo, pero la belleza no siempre es visible ni se deja atrapar fácilmente, precisamente por eso se nos hace más deseable. No siempre se nos hace presente;  a veces se nos hace ausente. Sin  embargo, la intuimos siempre, en las artes ocurre así, puede estar de algo, por humilde y sencillo que sea, y por ello nos atrae.

Yo no estoy afianzado absolutamente en nada ni a nada. Mi obra está influenciada por todo aquello que a mí pueda decirme algo en cualquier momento, lugar o situación. Esa es mi forma de ejecutar. Hoy lo siento así y así lo plasmo.

Ocurre muchas veces que al día siguiente no estoy de acuerdo con lo que hice el día anterior, soy un investigador del arte, así pienso así voy a continuar siendo; abierto a todo lo que sea interesante para mi trabajo; de otra forma me aburriría y dejaría de pintar.

Pérez  Rubio, 1990

2 comentarios:

  1. Naturalisés a golpe de aire ,creando espacio son sabre la direction de tu vuelo eso es sur obra siendo la batuta pour tirera y su padre directory de su vuelo

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  2. Tengo la suerte detener un cuadro del pintor Pérez Rubio lo compre en los años 80 sin conocer al pintor, simplemente me encantó.
    Y en su página he descubierto que es un " primo del hombre de la Sandia".
    Me encantaría tener más información.

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